miércoles, 14 de septiembre de 2022

PREGÓN DE LA FERIA DE GUARO 2022

FRANCISCO JIMÉNEZ GÓMEZ, EL CHIVERO




   ¡BUENAS NOCHES GUARO, MI GENTE…! Dar las gracias al Sr. Alcalde  y Corporación Municipal, por acordarse de mí, para tan especial y merecida  ocasión. No hacerlo desde el balcón, no es cambiar la tradición ni capricho  alguno, tan solo quiero mirar a mi pueblo de frente y sentirlo lo más cercano  posible. Decir quién soy, qué tengo, me resulta fácil. Soy ese simple guareño,  que sin tener nada, lo tengo TODO. Soy ese que dejó de preguntarse hace  tiempo quiénes son mis amigos, ahora tan solo sé de quien soy, de quien soy  amigo. Y soy… soy de todos. Quien me busca, me encuentra.  

Esta noche el pregón lo divido en tres partes: un antes, un ahora y un después de lo que percibo, de lo que siento por Guaro. He roto folios y folios, no había  tiempo ni espacio, para hacer un recorrido de casa en casa; los nombres de  pocos, son la representación de todos, a todos os llevo, a todos os tengo. Podrá  gustar  más,  podrá  gustar  menos;  pero  deciros  debo  que  va  pincelado,  rotulado con el mayor respeto.  

No quería, ni debía de ser un pregón tan solo mío. Me gustaría más que leer,  cantar a mi pueblo; al no tener esa facultad, he dejado mis palabras en una  voz dulce, limpia, cercana… acompañada del acorde, de unas manos que  aprendió de notas, de letras, de sentimientos en el camino… así que, sin más  demora, pido suban al escenario, para dar comienzo a este mi pregón, que  hacerlo vuestro quiero… Buenas noches.  

Finalizada esta primera parte y antes de continuar, quiero rendir tributo a  esa figura, a ese cuerpo que es guitarra andante; sus cuerdas son cimiento,  fortaleza de cada hogar; quiero rendir homenaje a todas, pero en especial a  la “MUJER GUAREÑA”. Como bien he dicho al principio, mis facultades  no están en la voz, ni en el toque; el baile más que tener estilo y manejo, el  baile lo siento; así que me he atrevido a acompañar, para realzar esa figura,  ese  cuerpo, ese talle, esa rosa, espejo y reflejo de  todas  vosotras.  Humildemente le pedí me dejase acompañarla, ella es paisana, amiga de sus amigos, involucrada en todo festejo, es hermana, hija, madre… sabe ser libre  sin cortar a nadie su vuelo. Para todos vosotros, Belén te espero…  

Termina este viaje, el ANTES, el AHORA… lo VIVIDO.  

El DESPUÉS, será el día a día, ese después está en todos NOSOTROS.  El Ayuntamiento, la Casa del Pueblo, somos…TODOS. 

UN ANTES… UN DESPUÉS… UN AHORA…  GUARO  

Por seguidillas, por fandangos,  por peteneras… ¡Qué vibren para ti las  cuerdas de esa guitarra! Tras el toque, la voz que te cante, desde el anochecer  al alba; después, vendrá la palabra.  

Esta noche se junta lo viejo con la savia nueva. Tú tienes cantera, no solo de  los que peinamos canas, tras de ti una juventud parpadea, una juventud que  sueña, una juventud que espera.  

En este tablao ante ti me siento pequeño, no vengo a dejar un discurso en el  aire, ni a recoger el aplauso del momento, ni a esperar la crítica de mañana.  No vengo a que me recojas en tu regazo, esta noche vengo a entregarme a ti,  a romperme la camisa. Tus tradiciones, tus costumbres, tu gente, tus raíces  en mí, se vuelven… sentimientos.  

Eres esa carpa abierta al propio firmamento, al mismo cielo; donde se  esconden tus calles, tu plaza, tus rincones. Esta noche más que a pregonarte  venimos a piropearte, a pasearte de punta a punta, a pedirte disculpas, si  cabe. Esta noche quiero montarme en tu vagón, dar un breve, ligero viaje en  el tiempo.  

Te conocí siendo ese pueblo de calles empedradas, de paredes encaladas, de  puertas abiertas. Tus calles, desde el Ventorrillo, Puerto Monda, Enmedio,  La Teja, Hospital, Castillejos, Cerrillo, Mocabel… Desde la Plaza a la salida.  

Tus calles fueron testigo de nuestros juegos, eran tiempos donde hasta los  juegos tenían sexo: “Los niños con los niños, las niñas con las niñas”; cada  tarde ese cantar de jilgueros y alondras, la inocencia esparcida era tu sombra.  Por el Puerto, por “Royo Guaro”, por Sotornil, por la Jona… el relinchar de  las bestias; saciando su sed en los abrevaderos de San Isidro, otros en la  Fuentezuela; no había casa sin tinajo, sin pajar, sin cuadra. Regresaban las  cabras del “Manco”, del “Bombo”, de “Manolo Luna”, de “Frasquita y de  Paco”; el ir y venir de cubos, de cántaros, de garrafas en cerones para llevar  el agua de tus fuentes. En cada calle, nuestras tiendas. La de “Mikaela la  Confitera”, “La Barbera”, “Isabel la Viuda”, “La Mantalhombro”, “María  la de Frasco”, “La Pepa”, la de “Isabel la Randera”… entre tantas otras,  siempre abiertas; nuestra tarjeta de crédito: apunta en la libreta.  

Antonio “el Correo”: “Niña, abre, tienes carta...”; el teléfono de María “la  Cascarilla”, “la central del pueblo”; la Fragua, carpintería de Pepe, del “Pintor”,  la de” Polonio”. Andrés, Paco “el Ditero” pasean el pueblo con cartera en mano,   algunos días asoma “El Catano”: ”¡Toallas!, ¡sabanas! para las mozas casaderas”;  “María Salas” nuestros juguetes en día de Reyes; fábrica de almendras del  “Popó” y Ana Laguna; la Sociedad, molino de Marmolejo, el de Emilio, en  tiempos de molienda; garaje de “Pepalaro”, a 23 pesetas, las de verdeo, a 15…  las negras.  

Un alto en nuestro mercado de abastos, los puestos de Isabel y Juana “la  Serena” “Molaera”, el de Pepito de “Ana la Pincho”, al fondo esa voz  inconfundible que vocea: “¡Jureles, Sardinas… frescos del día!”, Juan “el  Remendón”, el “pescaero” del pueblo. Kiosco “La Narda”, el del “Pavero”,  el de Fernando y María Guillén y Catalina, el de Margarita, y el que daba  nombre a esa garita del "Mono”. Tejeringos de Antonia y los de ”La Rechina”; molletes calentitos, recién salidos del horno, cantaba Salvador, con canasta  de caña y membrillo al hombro. Los domingos toda una odisea para ver la cartelera de cine de Baltasar.  

En mi mente, la viva imagen de aquel alcalde llamado Juan, marido de  Encarnación “la Curro”, tiempos donde no se sabía de fondos “perdíos”, todo  era mirar por cada casa del pueblo. Aquellas sotanas negras de Don Jacinto,  Don Salvador y otros.  

El aguardiente de Pepe Heredia, Bar “Cascarilla”, “Pedro Sola”, La Parra,  Najarro, “Coscón”, Fernandito, “La Quilia”, Bartolo, Pedro y Anica María,  Patio de María “María la del Río”… (chatos de vino, carajillos, combinados, juegos de  dominó y naipes); futbolines, billar de “Pancho” y del  “Francés”; y la mítica  ventana de Miguel y La Paula, platito de garbanzos y caldo de torera; los  merengues, patas de cabra… pasteles, dulces de “La Ramírez” en su vitrina,  toda una reliquia; droguería de Isabelita, también la de Elena; sin dejar  atrás “La Joaquina”; barbería del" Rubio", de Juan y la del" Luna"; estanco de  Pepa y el de "La Montana". Isabel, y Paquito Rueda, “Pistolo” y Micaela “la del  Huerto”, olor a manteca, de morcilla, de chicharrones; Pedro “el Sillero”, su  mujer Juana “la Marina”; taller de Bordado de “Marialuna”. Afiladores en  bicicleta; para fonda, la de “La Rejuana”. Frasquito y José, alguaciles; no conocí el don para Frasquito “el Practicante”; cada día puntual a su cita, Pepe “Fuelle”, toque de trompeta, seguido de: ”De orden del señor Alcalde…”.  

Para todos, para los que quedan en el tintero, nunca en el olvido, ellos fueron  cordón umbilical de nuestro pueblo.  

Fuimos de esa generación que conocimos a Don Ángel y su palmeta; la  severidad de Don Genaro; la varita de Don Joaquín, su gabardina y biblia  en mano; fuimos alumnos de Don José Rubio, de Adamez, de María Ángeles,  de la señorita Mari Carmen, de Casto, de Paloma y de otros. Fuimos de los   que aprendimos cantando, cordilleras, provincias, capitales, ríos, afluentes  de España; para cantar hasta el “Cara al Sol”, cada mañana; crecimos a la  sombra del “Yugo y la Flecha”, también de “la Hoz y el Martillo”, aquellas  escuelas llamadas de pago, en mi memoria la de Juan “el Sargento”; los días  de lluvia toda una aventura, saltando charcos, bebiendo en el venero del  “Liebro”; aún al pasar, me embriago de aquellos pétalos, de aquellas rosas de  pitiminí que colgaban de la puerta de Yagüe, nuestro médico. Para albañiles,  “Clarito” y “el Maestro Obra”.  

Todo el año mi pueblo, una cartelera de fiesta; desde Reyes a San Sebastián,  la Quinta, jerigonzas en carnavales, Semana Santa, hornazos, arroz con  leche… procesiones, el día de los Padres, Comuniones, Romería de San  Isidro en su alameda de Río Grande, el Corpus, calles de altares y mastranto,  San Juan, San Pedro y Santiago, verbenas de Martín y baile en La Millana.   A  finales  de  agosto,  asoman  puestos  de  turrones,  ya  están  montando  columpios,  noria,  sillitas  locas,  este  año  no  viene  la  ola,  esa  “embarrá”  alborotada de gente, esperando que suban al escenario reina y damas; ese  puesto de salchichas y bocadillos de jamón, emblema en cada feria; diana  floreada, gigantes, enanos y cabezudos, las mañanas de orquesta en la Parra;  mesas, sillas, coca cola, fanta, mirinda…, y el de cesto de almendras y  avellanas; ¡quién no guarda esa foto subido al caballo!  

Con octubre, limpieza de nichos y fosas, se aproxima el día de los Difuntos y  todos los Santos; siete de diciembre, la Inmaculada con sus Mayordomas;  zambombas, castañuelas, panderetas… la Navidad de puerta en puerta.  Personajes como “Pilili”, el latero llamado ”Culobomba”, el mudo de “La Matilde”,  con sus  juegos  de cuerda y clavos entre sus dedos enlazados; aquellas  misteriosas mujeres, Carmen y Rafaela, vendiendo por las calles, tocando en  las  puertas;  “Bocanegra”  con  su  acordeón  amenizaba  toda  parranda;  Frasquita “la Alonso”, Antonia “la del Pósito” ,”La Maluca”, “La Pelusa”… y tantos  otros, personajes emblemáticos, sin ser merecedores de placa en nuestras  calles, dejaron huellas asentadas en la historia del pueblo.  

Fuimos de esa generación que cambió el “Cara al Sol”, por la “Libertad sin  Ira” de Jarcha; fuimos de Triana, de Alameda, de Víctor, de Ana, de Serrat,  de Aute, “Del Himno de la Libertad” de Miguel Ríos… de aquel Rayo de Sol,  de los Puntos con su Feria, de Camilo, de Roberto, del “Jardín Prohibido”,  de Marisol, Karina, de los Tres Sudamericanos, de los Brincos… también de  Beatles, de Dylan, de Marley, de Santana. Dragster, Tropical, Pafi, Lidiana,  el Paraíso; llegada de pubs y pistas de baile. Inolvidables noches de la Parra.  “Los Apaches”, “Los Inseparables”, nombres de esas pandillas de amigos,  de amigas, fueron los años de la movida guareña. 

Mi pueblo, ese pueblo de jornaleros del campo, de hombres de hoz y de azada,  de manos encallecidas tras la yunta, hombres de piel curtida bajo el sol de la  era, del viento, de la brisa; hombres que, sin saber de letras, ni de números,  supieron de quintales, arrobas y fanegas. Emigrantes a Suiza, Alemania, a  la  también  Barceloneta.  Mi  pueblo,  pueblo  de  mujeres,  de  hembras  entregadas al hogar, a la huerta; “jundeando” sábanas en arroyos, en acequias,  a secar en las adelfas, mujeres al cuidado de hijos, de padres, de suegros, en  la noche a preparar la capacha.  

Para ellos, para ellas, nuestro más sincero y reconocido tributo.  

Mi generación.

 Como a tantos de vosotros, se nos abrieron, se nos brindaron  nuevas puertas; fuimos los de la Básica, del BUP, del COU, de la Reválida;  acceso a colegios de internado, la Universidad, al alcance de muchos. Unos  hicieron carreras, otros muchos hicimos la cátedra en la costa: Torremolinos,  Marbella… Fuimos pioneros de la hostelería en el sector del turismo; nuestra  seña de identidad tú, tú, mi pueblo.  

Ahora bajo tu vagón, despierto de mi sueño, te busco y no te encuentro. Tú  has cambiado, como cambian los tiempos, ese cambio se llama progreso.  Cementaron tus calles, ya no quedan bestias ni abrevaderos, desaparecieron  fuentes, más que sellar, lapidaron tus lavaderos. Donde la farola de la Plaza,  donde la escalinata de la “Casa del Pueblo”, donde el cuartel Viejo, el nuevo,  hoy es biblioteca; la casa de maestros, salones. Desaparecieron tiendas, bares,  churreros. Aquel campo de fútbol de los niños del colegio, hoy es guardería,  residencia de mayores.  

Siento orgullo por verte crecer, más lamento con que facilidad olvidamos  nuestros arraigos; podemos podar, plantar frutos nuevos, sin olvidar nuestra  simiente, principios y valores. Podemos degustar nuestra sopa de almendra,  embriagarnos de centollos y bogavantes; sin olvidar que nosotros somos del    mojete,  del  gazpachuelo,  del  “galipuche”.  Podemos  ser  ese  pueblo  con  auditorio en alto; con telón subido, nunca bajado.  

Impotencia, rabia siento al oír decir que tú, tú eres pueblo dormitorio. No  cambiemos nuestros motes por insignias de partidos ni ideología alguna;  mirémonos como paisanos, como amigos; nunca con indiferencia, jamás  como desconocidos; cambiemos el nombre de nuestras calles, sin escarbar  en odio ni rencores; no veamos dos bandos, donde tan solo habita un pueblo.  Cubramos de luz, de velas, calles, ventanas y plaza, vistamos con chilaba,  tomemos té bajo la jaima; que vengan noches de Luna Mora, Hindúes,  Africana… sin olvidar la Noche Andaluza.  Seamos como la misma luna, con luz en todas sus fases; que tú, mi pueblo,  no brilles tan solo cuatro días, tú mereces brillar todo el año.  

Seamos de Él, ejemplo; atado, herido de flecha; defensor de la igualdad, de  la  tolerancia,  del  respeto  mutuo;  cinta  de  colores  en  mano,  colores,  llamamiento a la diversidad, sin diferencia de ricos ni pobres, ni de idioma,  ni   de raza…colores que hablan, colores que gritan  “NO  A   LA  HOMOFOBIA”, cinta de colores, todo un arco iris inmenso… San Sebastián  en procesión a la salida de su templo.  

Esta noche, tras un tiempo de incertidumbre, de penumbra, de pesadilla, de  resistir  cada  tarde  en  los  balcones,  de  calles  desiertas,  de  lágrimas  derramadas; el coraje sostenido de no poder decir adiós a los que partieron.  Esta noche, vistamos las estrellas de guirnaldas, esta noche, mi pueblo se  engalana de papelillos, de serpentinas; esta noche, mi pueblo se cubre de  volantes, de faralaes, de lunares, lunares que mueve el mismo aire al toque  de cumbias, bachatas, salsas, rumbas…  

Esta noche, mi pueblo da el pistolazo de inicio de sus fiestas.  

Antes de decirte adiós, un hasta luego, te pido perdón si no he estado a la  altura. Soy ese pregonero que tan solo sabe andar por tus calles, tocar en tus  puertas y escucharte; todo lo que tengo, lo mucho, lo poco, te lo debo a ti.  Sigues siendo esa carpa en la cual me cobijo. Soy ese pregonero que te escribo  lo que tan solo siento.  

Dar las gracias reiteradas al Sr. Alcalde y a su Equipo de Gobierno, por esa  confianza depositada en mi persona; mi agradecimiento enorme a Álvaro,  Belén y Laura, por su total entrega.  

A Pepe Jiménez (mi primo); Antonio Agüera (el amigo); María Medina,  (persona entrañable); a Juana (Madre  de los Peralta), espejo donde aprendo  que  los cofres más pequeños, son los  que en su interior, guardan las riquezas  más grandes; a mi Pili y mi Paca (hijas de mi tío Sebastián), a mi tita Ana  (mi segundo hogar, mi segunda casa); a María (la Mauricia) y a Ana (mis  siempre queridas hermanas); a ese primo cuyo nombre lo llevo en mayúscula  y lo hago mío, mi Juan; a Isabel y Enrique (mis tesoros, ellos son la riqueza  de  un  padre  pobre).  A todos, por el empuje, fuerza, ánimo y apoyo  incondicional en todo momento: sin ellos no hubiese sido posible.  

A vosotros, paisanos, amigos; sin resaltar nombre alguno, sois, sois todos.  

A mis hijos, a los de todos, que no se paren, que no se rindan, que sigan hacia  adelante;  mi  aliento  para  las  hermandades,  para  el  AMPA,  para  las  asociaciones…  

Esta noche, a un lado María, al otro lado Maruja. Esta noche, abrazo la  sonrisa serena, sublime e inconfundible de Bartolo. Quiero compartir con  vosotros el recuerdo de los que dijeron hasta siempre…  

A esa mujer, compañera de equipaje, en este y todo viaje; para Ella no tengo  palabras. Ella necesitaría un pregón cada día, un pregón cubierto de halagos,  caricias y besos; para Ella tan solo… gracias, gracias por dejarme volar en  libertad, por no cortar mis alas… Ella es mi pergamino. Ella, mi pluma.  

Ante todos vosotros, 

me inclino, 

ante vosotros, 

sin ser torero, 

me quito el  sombrero.  

Buenas noches. La Feria y Fiestas de nuestro pueblo comienza...  

VIVA GUARO…. ¡VIVA SU GENTE!  

Para mí, el baile es soñar con los pies… así que, para ti, para ti Carmen va  este PASODOBLE… ¿Bailas?… BAILEMOS TODOS… COMPARTAMOS  ESTOS DÍAS DE SUEÑO.  

Guaro, 25 de agosto de 2022  


  



  



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